martes, 15 de diciembre de 2009

Impacto ambiental

Largos milenios de ocupación humana han modificado profundamente las características del paisaje, relegando a las zonas montanas la escasa vegetación natural y utilizando las amplias zonas llanas y laderas de las sierras para su utilización como pastos y el cultivo de olivares, viñedos, almendros y sobre todo cereales.
Este hecho, determina la desaparición de gran número de ecosistemas, con una disminución de la riqueza faunística y de las especies de mayor valor. Por ello, la fauna que se puede encontrar en las zonas agrícolas se limita a la propia de ambientes muy transformados de tipo pseudoestepario, a la que se adaptaron algunas especies de aves esteparias, conformando áreas de gran valor ornitológico que han ido disminuyendo en las últimas décadas debido a la intensificación agrícola y a la caza.
La intensa deforestación es un hecho. Hay que contemplar este fenómeno no sólo desde el punto de vista de la desaparición del bosque, sino también desde la perspectiva de la continua degradación del matorral, única cobertura vegetal en más de dos millones de hectáreas de terreno, matorral que corre el peligro de desaparecer y convertirse en una reseca estepa de gramíneas.
Lo general es que el pastoreo, el hacha del leñador y el carboneo, no deje formarse el bosque de encinas y coscojas que en tiempos pasados tuvo gran desarrollo.
Tras siglos de fuerte degradación, la vegetación natural ha quedado acantonada en las zonas que han dificultado la acción del arado por su escaso suelo o fuerte pendiente.
La acción humana ha sido más intensa en los ríos. Éstos se han canalizado y quemado frecuentemente, o cultivado hasta el mismo cauce. Por ello los antiguos bosques han desaparecido casi en su totalidad.
En los ríos Jabalón aparecen restos de alamedas o choperas. Las olmedas deberían ser las que ocuparan la banda más alejada del agua o los arroyos de mayor estacionalidad, pero, prácticamente han desaparecido, debido a las obras hidráulicas rematadas por la grafiosis, enfermedad que ha devastado estos bosques en la Península.

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